MAIPÚ; UN RECORRIDO
POR SU PASADO.
HISTORIA DEL BARRIO LOS LEONES.
Por Juan R Naddeo.
ladobled@gmail.com
Inmueble fonda de "Mateo Lahitte" (luego panadería Marino) que data de 1860 y que ostenta en su frente los tradicionales leones que dan nombre al barrio, ubicado en la esquina de Madero y Pellegrini.
En la historia
de Maipú los barrios ocupan un lugar preponderante, pues ellos son los
propulsores del su engrandecimiento, son los que aglutinan en su seno a los
actores que darán vida a los proyectos para un desarrollo viable y sustentable
de la comunidad.
En la nuestra,
como en otras, esto se ha visto y se ve reflejado constantemente en su
accionar, es por ello que esta nota, centrada en la historia de uno, está
dirigida a todos ellos y a su gente, como un humilde homenaje a su constante
labor en pro del progreso de la ciudad.
El muy antiguo
y tradicional barrio “Los Leones” está ubicado en el centro de nuestra
ciudad y, aunque hoy ya no tenga su nombre la vigencia de otros años, el mismo
ha de quedar marcado en la historia del pueblo, situado en Madero, calle
comercial por excelencia, tiene una extensión de tres cuadras a lo largo de
ella, desde su intercepción con Sarmiento hasta lo propio con Moreno,
concentrándose en su entorno los negocios de mas larga data en nuestra comunidad.
Debe su nombre a
la ornamentación con que fueron engalanados varios de sus edificios, los cuales
según testimonios orales de sus vecinos, se deberían a un diseñador francés de
apellido Nanin, el cual habría visitado Maipú en sus albores y remodelado la Fonda Vasconia ,
de Mateo Lahitte, ubicado en la esquina de Madero y Pellegrini, adornándolo con
dos estatuas de leones en lo alto de su frente, este proyecto, siguiendo los
testimonios orales, la habría llevado a cabo otro vecino, el constructor
Fontanesi, quién sería el autor de las mismas ornamentaciones en otros frentes
de edificios de este barrio, tales los casos de los inmuebles de Frutería
Otero, en cuya parte vieja del garaje, más precisamente en su dintel, aún
conserva la terminación mencionada, además de poseer dos estatuillas de las
cabezas de sendos leones que engalanaban su frente y que ante la remodelación
sufrida por el edificio, su dueño guardó. Otro de los inmuebles con la misma
decoración fue el del propio constructor Sr. Fontanesi, ubicado en Madero
746/48 cuyo portal de entrada estaba engalanado con dos leones, estos en
posición sentados sobre sus patas traseras y erguidos sobre sus manos, una de
las cuales descansa sobre una bola presumiblemente representando el mundo
“Barrio
con historia...” dicen, orgullosos sus vecinos y agregan,
”..Historia que por supuesto está emparentada con la del pueblo y el
desarrollo comercial del mismo.”
Y hurgando en
esa historia y su impulso comercial en beneficio de la comunidad toda, es que
nos encontramos en los comienzos de Maipú con que en estas cuadras
correspondientes al barrio, juntamente con algunas adyacentes, se concentraron
los comercios que hicieron con sus nombres que el pueblo fuera adquiriendo su
propio perfil.
Si comenzamos
la recorrida imaginaria por la esquina de Madero y Sarmiento, nos encontramos
con que en dos de ellas(la cara opuesta de estas, da a la plaza) estuvieron
ubicados negocios que marcaron una época en la vida de los Maipuenses, uno,
situado donde hoy existe una casa de comidas, se llamó “La Central ” y su dueño fue
Francisco Spina, puso allí un negocio de almacén con el que por muchos años
distribuyó comestibles al por mayor a la vez que solícitamente atendía a su
numerosa clientela incorporando servicios tales como un surtidor de nafta en la
esquina, numerosos por aquellos años en Maipú, despachando desde él la famosa
nafta Energina, con la que abastecía a los vehículos que por aquellas
épocas comenzaban a incrementar el parque automotor del pueblo.
Este comercio
fue el pionero en incorporar una máquina de moler café a su negocio con la que
su fama se incrementó notablemente y hoy es el día que algunos vecinos, de los
más antiguos y memoriosos, recuerdan lo grato que resultaba al olfato el aroma
del café recién molido que invadía por espacio de varias cuadras el barrio y
que invitaba a comprarlo. Cruzando la calle, en la otra esquina estuvo por
muchos años la tienda que vistió a Maipú, llamada “La Galli ”, este comercio llegó
a contar con doce empleados entre dependientes y repartidores, no debemos
olvidar que en los años del esplendor comercial de Maipú se dependía casi
exclusivamente de la campaña, que esa clientela por lo general, venía una vez
por mes al pueblo y se quedaba por espacio de dos a tres días hasta terminar
sus trámites, dando un ritmo distinto al pueblo y actuando como agentes
movilizadores de la economía local, el comercio, entonces, estaba a las ordenes
de esa clientela a la que trataba de seducir para retenerla entre sus filas, “La Galli ” no fue ajena a ello y
su fuerte fue sin lugar a dudas la venta, por aquellos años muy en boga, de
cortes de tela, lencería, botines y sombreros y las tradicionales bombachas
para el hombre de campo, todavía hoy se recuerdan sus acostumbradas liquidaciones
por fin de temporada.
Frente a estos
dos negocios se extiende la plaza principal de Maipú, dos manzanas, donadas por
el fundador Francisco Madero que por aquellos primeros años de vida del pueblo
estuvo delimitada con cadenas, para que no entrara a ella ningún caballo
suelto, de los muchos que habitualmente andaban por el pueblo, en esta plaza
frente a estos negocios había un cartel
de fierro con la inscripción “Prohibido pasar al galope a caballo”
Continuando
con nuestro imaginario recorrido histórico comercial del barrio Los Leones
nos dirigimos hacia el norte en dirección a la calle Rivadavia y encontramos a
continuación de “La Galli ”,
donde hoy está la entrada a los departamentos del banco Provincia, que allí
existió un comercio que quizás haya sido el primero dedicado a la fotografía en
Maipú, se trata de la
Casa Fotográfica de Armando Amiot llamada “Fin de Siglo”,
de la cual hoy contamos con algunos testimonios, esta Casa fue una de las
propulsoras del cine mudo en Maipú, ofreciéndolo en su local que a la vez era
estudio y café. Continuando por esta arteria, en el mismo lugar donde hoy
existe una Casa de Electrodomésticos, estaba la vivienda de otro de los
personajes que mucho tuvo que ver con el desarrollo de nuestro pueblo se
trataba del Sr. Jaime Molins que oriundo de la ciudad de Dolores y con su
título de Martillero Público se radicó entre nosotros siendo con el correr de los años un destacado
dirigente en las filas del Radicalismo local tocándole actuar en diferentes
cargos públicos para los que fue elegido. En la década del 1940, cuando a raíz
de un incendio en su sede el Club Atlético se queda sin su local, el Sr. Molins
presta este inmueble para que el Club pueda desarrollar sus actividades
normalmente. A continuación nos encontramos, casi llegando a la esquina, con un
edificio muy antiguo donde entre otros comercios funcionó una zapatería de un
Sr. Randazzo, (donde existe un negocio y parte de una vivienda aledaña) en la
esquina misma, en un edificio cuyos partes más viejas, sobre calle Rivadavia,
pueden observarse aún hoy, y que datan de 1865, se produce el primer incendio
comercial de Maipú en la tienda del Sr.
Arriola ubicado sobre esa calle.
Luego, con la llegada del pavimento a Maipú,
hecho ocurrido en 1936, gran parte de este inmueble, como muchos del pueblo, se
remodela llegando a él Don Domingo
Hargouas quien pone una carnicería, mientras que al local de la esquina llega
Fermín Belhart con su tienda, fue este señor uno de los primeros poseedores de
una radio a galena en Maipú despertando la curiosidad y admiración entre
su clientela.
En 1950 llega a este edificio el Sr. Helvio E.
Parisi, con su farmacia, heredero de la firma, que se había instalado en Maipú en
el año 1900, negocio que permanece abierto al público hasta nuestros días
convirtiéndose en el comercio con más años de antigüedad en Maipú: Acaba de
cumplir ¡¡¡Ciento cuatro años!!!.
En la esquina de
enfrente, donde hoy existe una casa de remates, durante algunos años estuvo
ubicada la empresa de viajes y transportes de Jáuregui Hnos. Y ya adentrándonos
en el corazón del barrio propiamente dicho, en el sector de Rivadavia hasta
Pellegrini, por la misma vereda del comercio anterior y en los edificios que
dieron nombre al mismo, nos encontramos
con el inmueble donde estuvo ubicado el Correo, el que tenía a la
entrada un buzón gigante, la casa de familia que sirvió para que en ella se
instalara el Telégrafo de la
Provincia y al lado la casa del Sr. Montaldo que alguna vez
tuvo carnicería y años más tarde una empresa fúnebre.
Enfrente
mismo, y desde el año 1927, se encuentra otro de los más tradicionales
comercios de la ciudad que ya ha merecido una crónica en otra oportunidad, se
trata de “El Emporio de la
Fruta ” del Sr. Oscar F. Otero. Retomando la vereda de enfrente, en la
esquina de ésta con Pellegrini, está ubicado el primer colegio de enseñanza
católica de la ciudad, fundado el 19 de marzo de 1916, y que en sus comienzos
estuvo regenteado por las religiosas de la congregación Hijas de la Cruz , llamado “José
Nicasio Rodríguez” en homenaje a su fundador y donante, hoy, transformado
en el Colegio Primario Pbro. Mauro Golé”, este colegio fue donado por el
importante terrateniente Nicasio Rodríguez y su señora esposa dueños de la
estancia “La Posta ”
en el partido de Gral. Guido. Se edificó en terrenos en los que había un
inmueble muy antiguo, demolido para la construcción del colegio, por cuyos
locales pasaron en sus comienzos el diario “La Voz ” (sobre calle Pellegrini) en 1904, y Casa
López (sobre calle Madero) en el año 1898.
Al hablar de
Casa López o más propiamente de la “Despensa Maipú” como se llamó en
realidad a este comercio, no se puede dejar de mencionar a su propietario el
Sr. Bernardo López, activo propulsor de la Sociedad Española
desde sus comienzos. Todos sabemos, el
importante servicio que antaño prestaron las distintas Sociedades a sus socios,
suplantando a las actuales mutuales.
Ese servicio eficiente contribuyó a que la
gente tuviera además de cobertura médica, seguro de vida y por incapacidad
laboral, aquí es donde se pueden apreciar en forma cabal las dotes de hombría
de bien y el deseo de entrega al prójimo de estos hombres que además de sus
ocupaciones habituales prestaban su tiempo para ayudar a lograr una mejor
calidad de vida a sus coterráneos, este es el caso del Sr. López, quien desde sus
comienzos puso su casa al servicio de la Sociedad desarrollándose muchas de las reuniones
de CD en este lugar, ya que tenía su sede en el famoso Prado Español, el que
estaba algo alejado del centro de la ciudad.
El Sr. López dirigió durante varios períodos la Sociedad desde su puesto
de presidente lo que realizó con gran dedicación al haberse unido las dos
Asociaciones Españolas que en lo primeros años existían en Maipú.
Además supo
el Sr. López imprimirle a su Despensa Maipú el ritmo que la época merecía,
atendiendo a la clientela del campo como de la ciudad con esmero, marcando una
época brillante del comercio de nuestra ciudad al estar por espacio de ciento
dos años al servicio del cliente, pues había abierto sus puertas, como queda
dicho en el año 1898, trasladándose en 1907 al local de la esquina de enfrente
ubicado en Madero y Pellegrini, cerrándolas definitivamente en el año 2000,
motivando con ello el sentimiento nostálgico de un vecino al expresar “hoy
es un día triste para el barrio y para Maipú,... ha cerrado lo de López...”
En diagonal
con esta esquina encontramos uno de los edificios emblemáticos de la ciudad,
que conserva, a pesar del tiempo, su estructura original, se trata del inmueble
en el que antiguamente funcionara la “Fonda Vasconia” de Mateo Lahitte,
edificio, como todos los de su época que
ocupa media cuadra para cada lado, de las calles Pellegrini y Madero, como aún
hoy se lo puede apreciar. También es el
único exponente que ostenta todavía los ornamentos que dieron lugar al nombre
del barrio, este edificio, del cual sobre calle Madero conserva algún vestigio
de la construcción antigua, lo mismo que sobre calle Pellegrini, con la antigua
fideera, data de 1860. Siendo remodelado como lo apreciamos hoy, en la década
de 1890.
Fue el Sr.
Mateo Lahitte un próspero comerciante de origen francés que un buen día llegó
para instalarse en Maipú fundando una fonda con la que inició sus negocios en
ésta, logrando convertirla prontamente en una de las más prestigiosas de la
ciudad. Poseía Sala de comidas, cuartos para clientes solteros y para
matrimonios como se usaba entonces, caballerizas que tenían su entrada por
calle Moreno.
Un gran sentido comercial
supo imprimir su dueño a lo largo de muchos años en los que estuvo al frente
del negocio. Pero no sólo de negocios se
ocupaba el Sr. Lahitte, al igual que su vecino el Sr. López. Don Mateo Lahitte fue un activo hombre
público que presidió por varios años hasta su muerte, la Sociedad Francesa ,
fue allí, en su local donde se produce
la unificación de las dos sociedades que hasta el presente existían en Maipú,
esta unificación se produce en 1898 bajo su presidencia, llamándose desde
entonces Sociedad Francesa de Socorros Mutuos “Patria y Humanidad”.
Pero pareciera
que este inmueble estaba destinado a grandes hombres de negocios, pues con los
años llega a él el Sr. José Marino, (yerno de Lahitte), quien traslada su
negocio de panadería que poseía en Maipú, anexándole sobre calle Pellegrini,
una fideera, que por espacio de varios
años surtieron a los vecinos y sus alrededores con los productos allí elaborados.
Mientras tanto
a Madero 756 llegaba, en la década del treinta, la herrería de Amador Coto,
otro de los comercios que dejó su marca en la historia de nuestro pueblo, fue
uno de los negocios de ese rubro más visitado por el hombre de campo y de la
ciudad misma, cuando aún con calles de tierra, el único medio de transporte era
el carro tirado por caballos.
Los que necesitaban de los servicios de un buen
herrero lo encontraban en el Sr. Amador Coto y empleados, quienes solícitamente
y por espacio de varios años atendieron a su clientela; lamentablemente el
paso del tiempo y la modernización fueron dejando de lado este tipo de
comercios hasta extinguirse casi por completo en la actualidad.
Ya en la esquina con Moreno, por la misma vereda del anterior, vivió un
personaje que tuvo mucho que ver con la
historia Maipuense, se trata del Sr. Brisa a quien le cupo una actuación muy
importante en los acontecimientos suscitados entre la Municipalidad y la Compañía que abastecía de
luz a nuestro pueblo por aquel entonces.
Cuando el pueblo quedó a oscuras, una noche del año 1932, por decisión
unilateral de la Compañía
S.U .D.A.M, ubicada en la esquina de Moreno y Belgrano, un
grupo de vecinos, encabezados por el Sr. Brisa, toma las instalaciones de la
misma logrando poner en funcionamiento el grupo electrógeno y con ello dar
nuevamente luz a Maipú haciendo que la algarabía de la gente que se había
agolpado frente al local irrumpiera con las estrofas del Himno Nacional.
Por la misma vereda en la
esquina de enfrente, en una casa particular vivía una señora de profesión
partera que por su función de ayudar a venir al mundo a muchos Maipuenses,
merece una mención especial en este relato, se trata de Doña Ángela Muliero,
una descendiente de inmigrantes que junto a su esposo Don Antonio Muliero
llegaron una vez a Maipú para contribuir a engrandecer nuestro pueblo.
Por último cruzando la calle, en la esquina de enfrente a la anterior,
se encontraba otro de los antiguos edificios de Maipú que supo ser Casa de
Acopios de Frutos del País, del Sr. Laferrière y luego por espacio de muchos
años, el domicilio y el negocio del famoso “Colo” Benito una de las primeras
fábricas de embutidos del pueblo junto con un servicio de almacén y venta de
bebidas, regenteado por uno de los apellidos más antiguos de nuestra ciudad que
todavía hoy sigue vigente en su descendencia.
Nuestro paseo imaginario por el barrio “Los Leones” llega a su fin,
pero antes debo recordarle al lector que cuando alguno de sus vecinos se jacta
de vivir en un “Barrio con historia...” no lo hace en vano, como ya se habrá podido
comprobar por el relato, posee los dos edificios más antiguos de Maipú, el
comercio que más años ha permanecido con sus puertas abiertas al público, la
ornamentación de alguno de ellos que dio lugar al nombre, la única frutería y
verdulería que por espacio de setenta y siete años continúa abierta y bajo el
mismo rubro, los máximos exponentes de las Sociedades Española y Francesa a las
cuales nuestra ciudad tanto les debe, viviendo en él; el único colegio primario
y jardín de Infantes de enseñanza Católica del pueblo... Y, en fin, otros
tantos atributos en el resto de su gente que lo habitó, y lo continúa haciendo
para grandeza de Maipú, que nos hacen exclamar:
SALUD, BARRIO LOS LEONES!!!