HISTORIA DE LA
PLAZA SAN MARTÍN.
Por Juan R Naddeo.
Es nuestra Plaza mayor, consta de dos manzanas, delimitadas
por las calles Alsina, Madero, Rivadavia y Belgrano y nació como tal en el año
1875, con el nombre de San Martín, en honor al gran Capitán. Estas tierras son
aceptadas, por parte de las Autoridades Nacionales, al donarlas Don Francisco
Madero, para ella y los edificios públicos del pueblo que, en adelante, se
llamaría oficialmente MAIPÚ.
Plaza San Martín en el año 1929. |
Es el centro de otras cuatro plazas, donadas por el
fundador y a las que llamó; Alvarado, Las Heras, Balcarce y Quintana, ubicadas
en los vértices del antiguo trazado fundacional del pueblo. Todas ellas llevan
nombres de quienes integraron la Gesta Sanmartiniana, con lo que se puede
deducir la gran admiración que profesaba el fundador por el Libertador.
Fue esta plaza en principio un amplio lugar cubierto de
vegetación y sin ningún tipo de cuidado, las primeras noticias que se tienen
corresponden a su ornamentación y se remontan a principios de 1880, cuando,
según el libro correspondiente a las Actas de la Municipalidad contaba con dos
bancos ubicados frente a ella, los que se incrementaron durante ese año con la
compra de cuatro más. Será necesario llegar al año 1885 para encontrarnos con
que el Ejecutivo aprueba la compra de veinte bancos los que fueron esparcidos
frente a la iglesia, la Municipalidad y en su centro.
Por aquellos años la vida política y social del pueblo se
desarrollaba en esta plaza y más precisamente en su parte central donde en
glorietas especialmente levantadas, las Bandas de Música del lugar ofrecían
alegres conciertos a la concurrencia, más adelante, en el relato veremos las
que aquí se fueron construyendo a lo largo de la historia, para el
esparcimiento de la población.
Corría el año 1889 y la provincia de Buenos Aires, proclama
su nueva Constitución, Maipú adhiere a esa celebración invitando al pueblo al
acto de Jura de dicha Constitución para cuyos festejos y a moción del concejal
Rafael Sinigaglia, se manda levantar una pirámide de madera con un palco en el
centro de la Plaza, donde actuaría la Banda Municipal, además de decidir
ornamentarla con guirnaldas y luces para el acontecimiento. La firma, por los
vecinos, del acatamiento a la nueva Constitución es el testimonio más
fehaciente con que se cuenta hoy para realizar el estudio correspondiente de aquellos
apellidos, unos ya desaparecidos y otros vigentes, que desde los albores del
pueblo, con coraje y sacrificio contribuyeron a la grandeza del mismo.
Además es este el primer caso que encontramos donde se
manda levantar un palco, en la plaza, para festejos populares.
Al año siguiente, el Presidente de la Corporación Municipal
(cargo equivalente al de intendente actual), hace sacar la pirámide y en su
lugar es autorizado a levantar un kiosco, (éstos o glorietas, como también se
las llamaban, eran especies de palcos, algunos con techo y barandas en su
entorno, donde por lo general actuaban las Bandas de Música para deleite de la
concurrencia que sentada en su derredor disfrutaba de los acordes que con
maestría ejecutaban sus componentes.
Gracias a los coleccionistas y a los que
guardan viejos recuerdos de familia tenemos hoy, testimonio de él, archivados
en nuestro Museo. El primer Maestro de Banda que tuvo Maipú y que ejecutó
marchas y canciones populares en la plaza, fue Don Julio Belfiore, de cuya rama
familiar existen hoy descendientes en nuestra comunidad. Por aquella época
nuestra plaza estaba completamente cubierta de follaje, como ya quedó dicho, es
de imaginarse, entonces de noche, lo
difícil que debía ser transitarla sin ninguna luz interior e iluminada muy
tenuemente, por farolas ubicadas en sus esquinas las que se alimentaban con
grasa de potro o kerosén.
También es de esa época la decisión de
Ejecutivo local de ponerle cadenas a todo su perímetro, con algunos molinetes
que permitían su transito, ante la proliferación de animales sueltos y jinetes
que la cruzaban constantemente.
También este predio, que hoy ocupa nuestra atención, fue el
motivo por el que varias ordenanzas de aquellos años, lo tomaran como
referencia.
Como
ejemplos de lo expresado anteriormente aquí se trascriben algunos, que vistos a
la distancia de los años transcurridos resultan al menos risueños
“.. Los carruajes de alquiler tendrán su parada en las calles que circundan la
plaza, los que estuvieren en otro lugar distinto al enunciado serán conducidos
a la Comisaría de policía aplicándoseles
diez pesos de multa ó cinco días de arresto al conductor”.
En 1897 mediante otra ordenanza se decreta
“.. Por galopar alrededor de la plaza dos pesos de multa ó un día de arresto.
Por estaqueaderos que no estén a cuatro cuadras alrededor de la plaza principal
de veinte a cincuenta pesos ó cuatro a
ocho días de arresto.”
De 1888, es otra ordenanza que decreta;
” ... se prohíben las casas de baile a menos de cuatro cuadras libres de la
iglesia, teatro, establecimiento de educación y plazas actualmente existentes.”
Es por aquellos
años, más precisamente 1891, por moción de un concejal que se decide abrir la
calle Sarmiento, dividiendo la plaza en dos, para ello se pidió permiso al
ferrocarril, para abrirla en terrenos que le pertenecían, pedido que no tuvo un
eco favorable por lo que el proyecto, que hubiera sido interesante, no pudo
lograrse.
Mediante otra ordenanza el Concejo resuelve el 17
de Mayo de 1903
“...facultar al intendente para que,
previos los acuerdos de ley, proceda por intermedio del martillero Miguel
Garriga a subastar públicamente y al contado toda la arboleda que ha sido
desmontada en la plaza, cuyo producido se destinará a sufragar gastos de la
nueva ornamentación proyectada.”
El
mismo Concejo dicta otra ordenanza el 17 de Agosto de 1904
por la cual crea..” El puesto de Guardián de plazas públicas..” Nombramiento
que recayó en el ciudadano Máximo Canales. Quien se convirtió así en el primer
placero que tuvo Maipú.
Finalmente mediante otra ordenanza dictada el 15 de septiembre de 1906, se resuelve
“... Autorizar al señor intendente para que
de acuerdo al plano por él presentado se proceda a abrir una calle en la plaza
“San Martín” que comenzando de Norte a Sud facilite el acceso desde el local de
esta Municipalidad a la Iglesia Parroquial.”
Este proyecto se llevó a cabo y
así la plaza tomó una nueva fisonomía, teniendo en cuenta la poda de árboles
antes señalada, la nueva ornamentación y la calle interna abierta para un fácil
acceso a los lugares citados anteriormente. Mientras
la Plaza sufría estos cambios, el pueblo continuaba creciendo a la par y
padeciendo los avatares climáticos. Por ejemplo las inundaciones, provocadas
por las lluvias en el lugar o las corrientes de agua que desde lugares más
altos buscaban su cauce descendiendo hacia el océano, jaqueaban constantemente
al pueblo y a su Plaza, la que en más de una oportunidad se vio cubierta por
ella, como en la primera gran inundación, acaecida en 1913, de la cual existen
varios testimonios fotográficos en el Museo local, a causa de ello Maipú y su
predio central se convirtieron en una gran laguna en la que sus calles, mas
bajas que los terreno edificados, fueron los desagotes por donde escurrió el
agua, dejándolas convertidas en un lodazal por las que se transitaba, para
transportar mercadería y personas, en botes tirados por caballos.
Retomando el relato de la
historia de nuestra Plaza principal, llegamos a mediados de 1915 cuando, el
intendente es autorizado a rehacer el kiosco existente, pero esta vez de
material, encargándose de su realización el constructor Don José Rech. Además podemos leer en los archivos del
diario “La Voz” de ese año, que ante un pedido del intendente, el Sr. Roque M.
Quinteros, la Compañía de luz, accede a colocar un farol en el kiosco, para
iluminar el lugar de actuación de la Banda, convirtiéndose así en la primer
luminaria interna de la plaza.
Unos años atrás había comenzado el fragor de
las luchas políticas en nuestro medio, gracias al archivo de “La Voz”, nos
enteramos de los constantes reclamos que se hacían sobre el estado y las
necesidades de nuestra plaza, son constantes por estos años los pedidos de
mejoras y las quejas por el estado de la misma. Intransitabilidad luego de las lluvias,
suciedad, falta de bancos y mantenimiento en general son permanentes por esos
tiempos.
También nos enteramos, por estos archivos que en aquellos años se
producen los primeros encuentros para realizar los tradicionales corsos en
nuestro pueblo, los que tienen, por supuesto, a la Plaza como principal
referente, y a la esquina de Madero y Sarmiento como lugar donde estará el
palco principal y donde se quemará el Rey Momo.
En medio de estos acontecimientos llegamos al
año 1936, cuando se realiza uno de los cambios de fisonomía más notables de la
Plaza, se tira abajo el gran kiosco de material y se trazan nuevas calles
internas, el pavimento ha llegado a Maipú y el cambio de la plaza y del pueblo
es trascendental. Aunque, aún hoy, hay personas que marcan como un error el
haber tirado abajo el kiosco de material que adornaba nuestro principal paseo.
Más si se tiene en cuenta que a los pocos años, en 1941, el entonces
intendente, Dr. Mario Monti, designa
a los ing. Agrónomos Neyra y Escurra para;
”...que procedan y proyecten un
nuevo trazado de la plaza...”
Pero los problemas de anegamiento continúan y a medida que
trascurren los años se acentúan, de esta manera llegamos al año 1949 cuando el
intendente de ese momento, el Sr. Isidro Barrios hace echar treinta toneladas
de granza en sus calles internas y manda plantar dos Olivos frente a la iglesia
Ntra. Señora del Rosario.
En 1950, se levanta en su centro, el busto del Gral. San
Martín, como homenaje, en el centésimo aniversario de su muerte. Pero un
acontecimiento climático volvería a alterar la fisonomía del pueblo y de la
plaza en particular, transcurría el año 1955, más precisamente el 5 de Julio
cuando Maipú amanecía cubierta de nieve, aquel acontecimiento, único hasta el
momento, se presentó ante los ojos atónitos de los Maipuenses quienes no podían
dar crédito al paisaje que ante ellos se extendía, todo era blanco, árboles,
veredas y calles y, por supuesto el manto cubría toda la superficie de la Plaza
dándole una fisonomía imponderable.
Ese día, pocos deben haber trabajado, ya
que grandes y chicos se dedicaron a realizar los tradicionales muñecos, sacarse
fotos y jugar con la nieve que por muchas horas nos acompañó y que por supuesto
tuvo al predio que nos ocupa como protagonista principal.
A partir
de estos años se suceden las transformaciones y es así que por 1958 comienzan
los trabajos de embaldosado de todo su perímetro, sacándose al año siguiente,
durante la gestión del intendente Don Juan José Elizondo, todas las palmeras
que adornaron durante muchos años el paisaje placero, esto se debió a la
proliferación de cotorras y palomas que habitaban las copas de las mismas con
los consiguientes inconvenientes que causaban en la población y la suciedad
ocasionada en el predio.
Las transformaciones continúan
y se llega al 16 de noviembre de 1960,
cuando se erige, frente a la Municipalidad el Monumento a La Madre, un año más
tarde se autoriza al Sr. Juan J. Elizondo, para comprar los primeros Juegos
Infantiles con que contó nuestra Plaza, tiempo después se los ornamentó
con figuras de material, a semejanza de las existentes en Plaza Mitre de la
ciudad de Mar del Plata.
Durante
la gestión del intendente Don Félix Helú, se llevaron varias obras a cabo en
1976/7 se embaldosó la calle interna que es continuación de Sarmiento, se
levantó el “Patio de Ceremonias” o Patio de Belgrano y se mandó erigir en uno
de sus laterales, el que da a calle Madero casi Alsina el Monolito al
Trabajador, al año siguiente, con motivo del centenario de la fundación de
Maipú se levanta el busto de Francisco Madero.
En el año 1992, se inaugura la
Fuente de Aguas Danzantes, frente a la Parroquia Ntra. Señora del Rosario, obra
de nuestro artista plástico Oscar Pérez, para ello previamente se había
desmontado el cantero que daba al mismo frente y que contenía la palabra MAIPÚ.
Durante el año 1998, y luego de
una visita de estudiantes de paisajística y arquitectura quienes así lo
aconsejaron, se retiró el cerco interno que dividía el sector de Juegos
Infantiles y el parque propiamente dicho, habrá que recordar aquí que estos
cercos oficiaban de contenedores, en los espacios públicos donde hubiera juegos
infantiles, entre estos y las calles cercanas una modalidad que incluso lo
marcaba la ley.
Ya en años muy recientes y
recordados por todos, se ornamenta con farolas muy parecidas a las existentes
en el Maipú de 1910, muy decorativas pero que no dieron el resultado esperado,
teniendo que cambiar algunas, por columnas muy altas cuyos reflectores iluminan
en forma correcta la zona donde están ubicados.
Llegamos así a nuestros días, en
que la muy añosa Plaza cubierta de especies arbóreas, césped y diferentes
canteros que la adornan profusamente nos muestra un trazado de estilo Mixto, es decir con
influencias del estilo Clásico o Simétrico en sus orígenes, luego influenciado
por el estilo Apaisado o Inglés, que posiblemente se fue desviando en las
sucesivas remodelaciones y cambios.
En todo su recorrido se pueden encontrar gran variedad
de plantas, dentro de las cuales, hay algunas que están desde que se originó la
plaza, y que marcan hoy su estilo clásico, y otras que se han ido incorporando
sin demasiado conocimiento de su tamaño ni de su fisonomía, pero que hacen en
su conjunto un variado colorido en las distintas estaciones del año.
Todo su perímetro se encuentra cubierto por Plátanos,
formando una avenida cuyas copas se entrelazan en lo alto.
Sobre calle Alsina, es decir dando frente a
la iglesia, y puestas en forma simétrica a ella se encuentran tres Magnolias,
falta una, originarias y típicas de las plazas antiguas, al igual que el grupo
de Pinos, originales también, que las acompañan, respetando mucho la asimetría
entre ellos, como se usaba en otras épocas.
Adentrándonos en el parque, por delante de
la Fuente de Aguas Danzantes, se pueden apreciar dos Olivos.
Continuando hacia el centro, frente al
Monolito al trabajador, un viejo Cedro que es acompañado por otro a un lado del
busto de Madero, y más adelante un grupo de Lambercianas, ya en el centro se
encuentran varios Pinos, mas adelante un Ceibo junto a un Sauce y a un costado
dos Aromos, frente a ellos un Roble Sedoso, y ya sobre calle Belgrano a pocos
metros de calle Sarmiento otro Roble Sedoso emerge de entre la gran cantidad de
variedades que siguen apareciendo para deleite del viajero que la recorre y de
todos los Maipuenses orgullosos de poseer un parque, que como desde épocas muy
lejanas de nuestra historia, continúe brindándonos un lugar de esparcimiento
y encuentro, aportando toda su belleza
que se refleja hacia los cuatro puntos cardinales de nuestra ciudad,
aportándole una identidad que la hace sobresalir entre las demás.
Mi agradecimiento a la Agrónoma Sra. Susana
Fernández de Plaza, por su desinteresada colaboración en esta investigación.
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Bibliografía: Archivos del Museo Kakel Huincul y libros municipales de los primeros años del pueblo existentes en el Museo. Libros "Maipú por tus primeros cien años" del Ing. Juan J. Barbieri y "Por los pagos de Monsalvo" (T. I y II) de Iver R. Gramigna.