Para la querida Nieves.
(Dedicado a la señora Nieves Garciarena de Ávalos.)
Por Carmen Quiroga de Alduncín.
Eres la primavera de las cosas,
abierta en la sonrisa cotidiana,
siempre lista al perfume de las rosas,
recinto abierto, risa de campanas.
De tu vital figura siempre emana
la palabra pausada y armoniosa
y algunas, que te muestran
tan humana sin ser ni tan
cuidadas ni armoniosas.
Eres mundo y solaz, esperanzadas,
te esperamos en cada leccionario,
pues tu lección de vida bien gozada
traspasa el mero mundo del horario.
Muchacha de la clase divertida,
¡A ver, niño, no sea tan pe…sado
deje de papar moscas enseguida
o va a chocar contra ese acantilado!
… y seguías tu clase inigualable,
partida doble, cabos y relieves,
con tu mirada aguda, imperturbable,
incomparable entre la nieve, Nieves…
A veces caminabas tan ligero
que era más que difícil alcanzarte,
hoy vemos que detrás de tanto esmero
lo primordial de todo fue gozarte.
No sé si te dijimos algún día
que te queremos, como tú nos quieres,
por regalarnos toda tu alegría… por ser…
en fin, por ser como tú eres.
Hoy es día especial entre nosotros,
recuperamos tu presencia grata
y disfrutamos unos a los otros
como antes, cuando hacíamos la rata.
Por la amiga que siempre está presente
hoy la Escuela su copa ha levantado.
Los preceptores no pondrán ausente
aunque el timbre hace tiempo que ha sonado.
Estás ahora y no te dejaremos,
atenderás a todo el que a ti acuda.
Eres el manantial que poseemos
e iremos a buscarte por ayuda.
No nos olvides, que no te olvidamos,
legiones de discípulos y amigos
tus compañeros te necesitamos.
De esta vida de amor, eres testigo.
Vuelve a decirnos tus burlas agudas
vuelve a mostrarnos toda tu bonanza,
tus chistes, tu saber, tu gran dulzura
serán de todos, bienaventuranza.
La puerta abierta de la vieja casa
se irá con buena suerte,
muy prontito a la nueva,
con patios y terraza para
esperarte allí, entre risa y gritos.
Y nos encontraremos, el camino
seguirá siendo el mismo que
seguimos un ladrillo sobre otro
es el destino de aquellos
que una escuela construimos.
Por todo lo que haces y que hiciste,
por tanta vida bien utilizada,
por lo que, generosa, tú nos diste
con ladrillos de fe está levantada.
Y ahora… si uno puntual el timbre
toca para acabar con este parloteo;
Todos… nos callaremos bien la boca
hasta, que el Dire diga: Ya es recreo!!!
Entonces jubilosos cantaremos,
este canto de amor recuperado,
y a la querida Nieves, le diremos:
“Tu lección todavía no ha acabado”.
Carmen Quiroga de Alduncín. Palabras de una compañera.
Maipú: 20 de junio de 1978.
Nota de la Redacción: La Señora Nieves Garciarena de
Ávalos fue profesora de Geografía durante muchos años en la Escuela
Normal Superior (hoy Escuela Media Nº 2)