Detención de un
Peligroso Delincuente.
Diario “La Voz ” del 29 de Setiembre de 1923.
(Investigación Juan P. Caputto)
(Foto ilustrativa)El comisario de campaña (1), el subcomisario (2), el agente de investigaciones (3) y el cabo de la policía (4), luego de capturar al criminal (5). Maipú, provincia de Buenos Aires, 1910. Documento Fotográfico. Caras y Caretas. Inventario 372033.
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Nuestro corresponsal en Monsalvo nos envía los siguientes detalles
sobre la captura del temible delincuente Eleuterio Ortega, que tiene una
brillante foja de fechorías consumadas en Dolores, Monsalvo y los Montes del Tordillo,
donde tenía su guarida.
Dice nuestro corresponsal; “Anteayer a las 17 hs., el agente Pablo
Luquez, destacado en la estación Monsalvo, vio que un individuo cortaba los
alambrados del ferrocarril pasando por él a caballo, el agente se colocó en el camino
para detenerlo y averiguar sus antecedentes, visto lo cual por aquel, azotó su
cabalgadura y pasó a toda velocidad frente a Luquez, sin hacer caso a la voz de
alto que le diera el agente, este alcanzó sin embargo a reconocer en aquel, a
un individuo que tenía la captura recomendada y yendo en busca de su caballo,
salió en persecución del fugitivo, que llevaba una ventaja como de veinte
cuadras, la ventaja no desesperanzó a Luquez y emprendió la más tenaz
persecución de que haya memoria.
- O me mata o lo traigo – Había dicho Luquez al partir, y al decir de
los circunstantes “pasó como un hondazo” frente a la Estación.
El fugitivo para aliviarse del peso iba arrojando en el camino prendas
del recado, un fardo, una tijera de cortar alambre, etc. Al cruzar aquel un
pantano, Luquez logró acortar la distancia y cuando lo tuvo a unos cien metros,
le dio la voz de alto al mismo tiempo que hacía un disparo al aire para
intimidarlo.
Viéndose perdido el individuo, sofrenó su caballo y levantando las
manos en alto (como en el Far-West) exclamó:
- No me mate señor, vea que soy padre de familia y sería una desgracia
que yo faltara.
Luquez vio, que efectivamente tenía frente a él al famoso malhechor que
se había imaginado era Ortega, el temible Eleuterio Ortega, de triste fama en
la región de lo Montes, observando una actitud decidida intimó a aquel la
entrega de las armas que llevaba: que eran una escopeta de dos caños cargada
con balines y un puñal.
Al preguntarle como se llamaba, el detenido dijo ser Juan Ortiz, de Dolores.
Luquez simuló creerle y lo condujo a la estación. Alojándolo en un vagón de
acero, dando cuenta en el acto a sus superiores de la captura efectuada
mediante despacho telegráfico a la comisaría de Maipú.
De la comisaría local se ordenó, por la misma vía al oficial Medina,
del destacamento Santo Domingo, que se hiciera cargo del preso. Este confesó a
Luquez al día siguiente, ser Ortega y que si no lo había dicho antes fue porque
esperaba por lo menos una paliza por el trabajo que había dado a la policía.
El vecindario de Monsalvo está complacido por esta detención, pues con
ello desaparece un peligro permanente. El agente Luquez ha sido muy felicitado,
se ha comprobado que el recado que ensillaba su caballo en el momento de ser
detenido, se lo había hurtado al vecino de Monsalvo, Don Martín Garmendia.
Ortega es terrible asaltante, ha tenido numerosas entradas en la cárcel de
Dolores por lesiones y hurtos. Hace como tres meses hirió de gravedad al agente
José González de la policía de Dolores y esta había despachado varias
comisiones para detenerlo, pero Ortega siempre eludió la acción de aquella,
refugiándose en los vericuetos de los Montes del Tordillo, que conoce al
dedillo.
(Extraído del diario “La
Voz ” del 29 de Setiembre de 1923).