LEYENDA DE LA VIOLETA.
Por Angélica Zuselli (de Viglietti)
Contaban Las
abuelas, y cuentan todavía,
Un recuerdo de
infancia de la Virgen María
Siendo niña la Virgen fue al jardín a
jugar
Florecieron las
flores para verla pasar
Con sonrisa de
cielo la chiquita María
Mirábalas a todas y
a todas sonreía
Ellas, ingenuamente
le ofrecieron a coro
Sus mejores
encantos, todo un regio tesoro
De frescura y
fragancia, de alegría y colores
Que es patrimonio
viejo, muy viejo de las flores.
Habló la rosa y
dijo: “A mi la primavera me ha coronado reina…
Si mil reinos
tuvieran con tal de complacer a la Virgen
María ,
Los mil reinos de
hinojos se los ofrendaría,
Y asomaron lo
lirios trémulos de blancura
Y asomó la azucena,
como la nieve, pura,
y asomaron las dalias con tiesura de diosas
Y las tiernas
campánulas, menuditas, ansiosas,
sacudían sus
cálices brincando de alegría
porque al pasar la Virgen , también les sonreía
Tan dulce, tan
graciosa, tan cariñosamente
¡que todas se
animaron a besarla en la frente!
Mas la niña bendita,
no escogió.
Vacilaba…
Mirábalas a todas,
y a ninguna cortaba
De pronto, casi
ocultas debajo de las hojas
Vio que había unas
flores gimiendo sus congojas,
Tan tímidas que
apenas levantaron la voz…
Era como si
hablaran solamente con Dios
Ya, no dudó un instante
llegó y con gesto breve…
Cortó las
florecitas con sus manos de nieve…
Las dalias y
azucenas se pusieron celosas
Y celosos los
lirios, campanillas y rosas
Mientras por el
sendero lentamente volvía,
Violeta entre
violetas, la Reinita María
Y Dios que hace a
las flores nacer en los senderos
Proclamó que los
últimos serían los primeros.
Angélica Zuselli (de Viglietti) 1942